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Publicado em 22 de agosto de 2007

Prova de que nem só de esportes vivem os bons programas sociais… Publicado hoje no EL PAIS e garimpado por Helen Osório.

La orquesta milagrosa

Tienen entre 14 y 26 años. Salieron de la calle y se apartaron de la delincuencia gracias a la música. El domingo pusieron en pie al exigente público de los Proms de Londres en una actuación apoteósica.

LOURDES GÓMEZ – Londres – 21/08/2007

“Fantástico”. “Soberbio”. “Nada igual”. “Deben volver”. La audiencia del concierto Proms número 48 (cita obligada de la música clásica en los veranos londinenses) no daba crédito al espectáculo que acababa de presenciar en el Royal Albert Hall. La noche del domingo, jóvenes y mayores salían del auditorio intercambiándose elogios. Fuera arreciaba la lluvia, pero muchos aguardaron en cola para saludar a las estrellas de la velada, el director Gustavo Dudamel y los 150 músicos de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar. Los artistas cautivaron al siempre difícil público del más longevo y reputado de los festivales musicales del Reino Unido con un torrente de emoción, pasión y buen humor.

“Fantástica interpretación. Tocan con increíble entusiasmo, emoción y sentimiento. Y cosa rara en las grandes orquestas, estos chicos disfrutan tocando”, exclamaba Martin Dell, asiduo de los Proms. Bob y Martha Hanrott nada hacían para disimular su entusiasmo por el pelotón de artistas, veteranos intérpretes pese a su corta edad: el más joven tiene 14 años, y los mayores, incluido el director, 26.

La pareja británica vestía sendas cazadoras con el estampado de la bandera venezolana que los miembros de la orquesta lanzaron al público. Lo hicieron en un arrebato de histeria colectiva, al final del tercer y definitivo bis del concierto. Hasta entonces, y durante unos 20 minutos, el público aplaudió hasta rabiar, se puso en pie, y taconeó con fuerza el suelo del Albert Hall. Es una costumbre que los promers -los más fieles seguidores del festival- sólo ejercitan en contadas ocasiones. “Nunca había presenciado una reacción semejante”, aseguraba la publicista de la BBC, organizadora del centenario evento. “He visto respuestas entusiastas, pero nunca a este nivel”, escribía ayer el crítico del diario The Telegraph David Fanning.

Fanning se refería en concreto a la interpretación de la Sinfonía número 10 de Shostakóvich, que abrió el concierto. Descrita por el compositor ruso como “un retrato musical de Stalin”, la pieza fluye como un río de encontradas emociones que Dudamel transmitió con delicadeza, paciencia y energía más propia de un rockero que de un director de música clásica. “La emoción y energía de los muchachos es especial. Aman la música. Es imposible no conectar con ellos”, reconocía Dudamel después de la actuación.

La Sinfónica Simón Bolívar lleva unos 10 años tocando con su actual composición. Es el fruto más jugoso de un extraordinario programa social (el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela) fundado por el visionario José Antonio Abreu y auspiciado por los distintos gobiernos venezolanos desde mediados de los setenta. Conocido por su abreviación, el Sistema recluta a sus miembros entre los niños de la calle y adolescentes sin recursos económicos. De una Orquesta Juvenil de 11 músicos, que debutó en febrero de 1975, ha crecido hasta reunir bajo su órbita a 250.000 menores, con unas 200 orquestas en todo el territorio venezolano.

“Utilizamos la música como herramienta de rescate de la niñez y la juventud, para apartarlos de la droga y el crimen. Dedican sus horas libres a hacer música y aprenden valores que no encuentran en casa, en la calle, en la televisión”, explica en Londres Valdemar Rodríguez, subdirector ejecutivo del Sistema. Entre los valores menciona el trabajo en equipo, la solidaridad, la meritocracia y el esfuerzo personal.

“Entré en el Sistema con cuatro años. Aprendí a tocar el violín y, con 13, me decidí por el clarinete”, cuenta Rebeca Ascanio tras su debú con la Simón Bolívar en los Proms. Tiene ya 24 años y da conciertos en el extranjero desde los 17. “Estos chavales se divierten tocando y el placer que sienten al interpretar una pieza les ayuda a superar los inevitables nervios y la tensión de una actuación frente a una nueva audiencia”, reconoce Rodríguez.

No sólo los aficionados valoran la iniciativa del maestro Abreu. Simon Rattle, director de la Filarmónica de Berlín, la considera “un milagro” y el horizonte hacia el que debe aspirar “la música de todo el mundo”. “No sólo se trata de una cuestión de arte, sino de una profunda iniciativa social. El Sistema ha salvado muchas vidas y continuará salvándolas”, ha comentado el maestro de la batuta y abanderado de Dudamel.

Plácido Domingo lloró al escuchar a la Simón Bolívar. Pavarotti y Montserrat Caballé también apoyan el programa. Y, entre otros, Claudio Abbado es un asiduo director invitado a las sesiones del Sistema.

El programa exporta su metodología fuera de Venezuela, ayudando a montar experiencias similares en una veintena de países. Las redes del Sistema se sienten en prácticamente toda América Latina y algunas regiones europeas. Una localidad de Escocia acaba de solicitar ayuda a los veteranos venezolanos. No les faltan recursos humanos puesto que el Sistema se nutre de una red de profesores, maestros y ejecutivos que años atrás formaron parte de las orquestas infantiles y juveniles.

“Yo fui un niño del Sistema”, recuerda su actual vicedirector ejecutivo. Rodríguez tocó con la que el llama la “vieja” Simón Bolívar. “La nueva”, dice en referencia a la que dirige Dudamel, “tiene más nivel, trabaja más y suena mejor”. “Cada chaval ensaya unas tres o cuatro horas diarias con su orquesta y muchas más por su propia cuenta. Por otro lado, cada niño recibe al menos una hora de clase individual con un profesor”, explica.

Rodríguez asegura que todos los gobiernos invierten “cada vez más” en el Sistema. La subvención estatal ronda hoy en torno a los 75 millones de dólares pero, según admite su vicedirector, “siempre necesitamos más”. La ayuda debe cubrir el mantenimiento de los núcleos de las distintas barriadas, los instrumentos, las 200 orquestas y las becas que se reparten entre los más necesitados. Los frutos son obvios. Entre los más visibles, están el propio Dudamel y el contrabajista Edicson Ruiz, quien, con 20 años, fue el más joven intérprete fichado por la Filarmónica de Berlín.

En Londres, Dudamel no dejó pasar la ocasión de honrar la herencia musical americana. Tras la amenazante, melancólica y dura sinfonía de Shostakóvich, aligeró el ambiente con West Side Story, de Bernstein, y tres sensacionales piezas latinas: Huapango, del mexicano Moncayo, inspirada en un baile tradicional que algunos enlazan con el fandango; Danzón número 2, del joven compositor mexicano Arturo Márquez, y Estancia, del argentino Ginastera. “Es importante traer a Europa nuestra música”, advierte el apasionado director.

Con la danza final del himno pampero, Malambo, la Simón Bolívar se despidió del Albert Hall brindando un genuino espectáculo de ritmo y movimiento. Se libraron de sus chaquetas negras y, enfundados en cazadoras con los colores de la bandera venezolana, músicos y director demostraron cómo se mueve una orquesta vibrante. Cerraron con éxito el capítulo londinense y con la mirada puesta en la serie de conciertos que darán este mes en diversas ciudades de Alemania. Porque como señala su director, quien se estrena en septiembre como responsable principal de la Sinfónica de Gotemburgo, y, en 2009, dirigirá la Filarmónica de Los Ángeles, “cada concierto es un reto”.

Gustavo Dudamel es la nueva estrella internacional, un director de orquesta destinado a comerse el mundo entero. Lleva una carrera prodigiosa, además de vertiginosa, desde que se unió de niño al Sistema en Barquisimeto, donde nació hace 26 años. La afición por la música le viene de su padre, un trombonista enamorado de la salsa, y de su abuela, que le encaminó hacia la música clásica. Debutó con el violín antes de dirigir su primer concierto cuando tenía tan sólo 14 años.

Dudamel es actualmente el director artístico de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y, el mes próximo, se estrena en su nuevo cargo como responsable de la Sinfónica de Gotemburgo, orquesta con la que debutó en los Proms londinenses el año pasado. Su fuerte conexión con los músicos, su brío y pasión con la batuta, le han asegurado otro papel de relieve: en 2009 se hará cargo de la Filarmónica de Los Ángeles, considerada entre las mejores orquestas de Estados Unidos. El nombramiento se anunció a principios de año, cuando Esa-Pekka Salonen, su predecesor, hizo pública su decisión de dejar la orquesta californiana.

Simon Rattle considera a Dudamel “el más increíble talento” de los directores de orquesta que se han cruzado en la larga trayectoria del maestro británico. Razón de ello, en el último año el joven director ha trabajado con la élite mundial, entre ellas la Sinfónica de Boston, la Sinfónica de Chicago, la Filarmónica Checa y la Philarmonia de Londres. También ha dirigido Don Giovanni en la Scala de Milán. “Cada concierto es un reto”, aseguraba en el Royal Albert Hall.

Dudamel hace lo imposible por introducir el repertorio tradicional y contemporáneo de Latinoamérica en sus conciertos internacionales. El domingo contrapuso a Shostakovich con tres compositores hispanos. “Son casi de la misma época, de la misma generación y aunque vienen de mundos distintos, música sólo hay una”, sentenció.

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2 comments / Add your comment below

  1. Bem,
    já que esse blog virou um doideira…
    Publico aqui uma notícia que nunca se lerá na grande imprensa brasileira…

    DISCURSO DE FORMATURA À PRIMEIRA TURMA DE ENGENHEIROS METALURGISTAS DO IFES (08/12/2010)
    by Ramiro Conceição

    Ao Diretor Geral do Campus Vitória, Jadir Pella, aos ilustres membros da mesa e a todos, boa noite.

    Inicialmente, gostaria de parabenizar às mães, aos pais e a todos os amigos dos formandos aqui presentes. Gostaria também de lembrar, com muito respeito, daqueles entes queridos ausentes, que certamente estão a fazer parte do coração de cada um de vocês – meus caríssimos alunos. É bom lembrar que a nossa história é feita continuamente de passado, de presente sobre uma ponte viva – ao futuro.

    Caríssimos alunos, não é sempre que, efetivamente, se tem a certeza de que se está a fazer história. Porém, nesse instante, sem sombra de dúvida, estamos a fazê-la, porque pela primeira vez, na História Capixaba, engenheiros metalurgistas são formados pelo Ifes.

    Portanto, faz-se fundamental a necessidade de dizer que eu, paulistano da gema, doutor em engenharia oriundo da Escola Politécnica da Usp, engenheiro metalurgista e poeta, estou grato e muito honrado por ter sido escolhido como professor paraninfo, nessa noite de júbilo.

    Caríssimos alunos, gostaria de citar neste instante um pensamento de Fernando Pessoa que diz: ―O valor das coisas não está no tempo que elas duram, mas na intensidade com que acontecem. Por isso existem momentos inesquecíveis, coisas inexplicáveis e pessoas incomparáveis. ― Sim, meus caríssimos, é dessa maneira que os vejo.

    Tal qual tudo que é vivo – um ciclo se fecha, mas outro se abre; e a porta aberta, agora, POR MÉRITO de cada um de vocês, dá para uma estrada imensa: um mundo onde, sob uma velocidade colossal, ocorre uma metamorfose extraordinária do progresso técnico e tecnológico junto a um processo econômico global; contudo, esse nosso mundo continua ainda terrivelmente injusto.

    Pois bem, meus caríssimos, é nesse teatro da história onde serão exigidas de vocês, cotidianamente, as seguintes DITAS QUALIDADES de mercado: COMPETIÇÃO, AGRESSIVIDADE, AMBIÇÃO E, PRINCIPALMENTE, A OPÇÃO SEMPRE POR SI PRÓPRIO (OU EM OUTRAS PALAVRAS: CADA UM POR SI, MAS TODOS POR MIM!!). Sim, meus… ex-alunos!, esse é o mundo do capeta (lembram das perguntas do capeta em nossas aulas?).

    Bem, exposto isso, essa nua realidade crua, desejo a vocês muito mais do que essa medíocre sobrevida no mercado, desejo que vocês sejam transformadores cotidianos dessa realidade, desejo que vocês sejam protetores do processo à CONTINUIDADE DA VIDA. Será fácil? Não, dificílimo.

    Ora, o que posso esperar de vocês, que a partir de agora passam a ser meus amigos de profissão? O fácil? O fácil é para os decoradores de cartilhas, para aqueles que se acomodam com a mentalidade de rebanho.
    Eu os ensinei não para serem frangotes ao abatedouro, mas para serem ÁGUIAS. Mas que tipo de águias? Certamente, não aquelas que são metáforas da rapinagem, dessas – esse nosso mundo está repleto e farto!

    Falo de outras, daquelas que são metáforas da SABEDORIA, daquelas capazes dos vôos longínquos, daquelas que crêem que a vida vale a pena se somente se vivenciada com AMOR, TRABALHO E CONHECIMENTO.
    Sim, meus novos amigos de profissão, os apresento agora à ―ILHA DAS ÁGUIAS‖, poema pelo qual os homenageio e, também, a todos aqui presentes, nesta noite.

    ILHA DAS ÁGUIAS
    by Ramiro Conceição

    Cantam cantos antigos
    que o Mal é ardiloso
    e que, sedutor, ilude a platéia
    que, por ter os caninos escuros
    com sangue de assassinatos cometidos,
    não percebe – por medo – a insensatez.

    Cantam sonhos longínquos
    que o Mal é a raiz da culpa
    que impede esta monada,
    desde a tenra idade,
    à iluminação, à Humanidade,
    ao cuidado desta Terra única.
    Cantam que tudo em nós é fruto
    duma moral hipócrita e repressora
    e que tudo sempre termina
    num medíocre e terrível engano
    colossal de templos e religiões:
    uma manada de anões primatas,
    bambos, prontos pra assassinar
    quem ouse à alegria de duvidar.

    Cantam cantos modernos
    que a nossa civilização
    judaico-cristã-muçulmana,
    por ser estupidamente desumana,
    possui a face dum quadro de Picasso:
    o lado esquerdo em cisalhamento ao direito
    tal qual o desespero em gritos dos ciprestes
    destorcidos das telas de Van Gogh.

    Cabe aqui uma pergunta.
    Fomos, somos e seremos somente
    caretas, caricaturas e canalhas
    dum bando de micos amestrados?

    Cabe aqui uma resposta.
    Por herança da evolução,
    somos um milagre repleto
    de coragem.
    Mas coragem pra quê?!
    Para cantar e permitir
    a continuidade da vida
    nesta casa bendita.

    Portanto canto e declaro
    claramente que somos parte
    das consciências do futuro,
    do passado e do presente
    em processos de passagem;
    canto e declaro
    claramente que a diferença
    entre um bem-te-vi e Einstein
    é simplesmente a maneira
    diferente do bater de asas.

    O amor é o senhor da Terra!
    E não há diferença qualquer
    entre a mulher, que nos braços
    seus filhos queridos abraça,
    e o Sol, que com nove braços
    seus filhos queridos entrelaça
    (Plutão não é um bastardo!).

    Dizem que sou de aquário
    pois ao sonhar às vezes rio,
    a crer que do nosso aguadeiro
    florescerá a sinfonia do amor
    que será cantada e amada
    em estelares línguas claras.

    Porém, confesso: sou um contumaz
    devorador de astrólogos à milanesa
    regados — é claro— à muita cerveja.
    Contudo, lúcido, continuo a declarar
    que o amor não necessita de templos
    e que nunca será de pouquíssimos,
    pois Beethoven canta no Uirapuru!

    À frente
    das minhas asas,
    dança com graça
    a Ilha das Águias.
    Lá,
    elas procriam.
    De lá,
    elas vigiam.
    De lá,
    vêm
    o início
    e o fim.

    Eu vim… de lá!
    Pra profetizar, instaurar e mediar
    toda a forma de amar que está ali,
    na estelar sala de estar e, aí,
    dentro do teu amor, caro Leitor.

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