“Sou o argentino que menos se parece com um argentino. Nasci em um bairro pobre, não sou de ascendência europeia e amo Pelé — mas nunca lhe digas isso”.
Diego Armando Maradona
Lembro daquelas manhãs de domingo nos anos 80 em que víamos o Napoli jogar com Maradona, Careca e Alemão em seu time. Lembro da narração de Sílvio Luís italianizando o nome de Careca para Careconi. Careconi e Maradona.
Depois, Maradona disse que o brasileiro fora seu melhor companheiro de ataque. Foi um justo reconhecimento.
Na época não havia ainda a cocaína — ou não se sabia ainda dela. Mas como jogava Maradona! Sua habilidade miraculosa com a perna esquerda e a notável intuição para atuar em espaços mínimos era algo inexplicável. E que lançamentos!
Sim, foi-se um ídolo meu. Quando Maradona estava em campo, todos os outros jogadores pareciam esforçados aprendizes. A bola se dirigia para ele com visível prazer.
Maradona sempre se expôs, nunca negou seus problemas e sempre disse, por exemplo, que não existiam ex-viciados. Como disse Galeano, foi o mais humano dos deuses.
RIP, Diego.
Maradona tiene que cargar con una cruz muy pesada en la espalda: llamarse Maradona. Es muy difícil ser Dios en este mundo, y más difícil comprobar que a los dioses no se les permite jubilarse, que deben seguir siendo dioses a toda costa. Y el de Maradona es un caso único, el deportista más famoso del mundo, a pesar de que hace años que ya no juega, esa necesidad de protagonismo derivada de la popularidad mundial que tiene. Quiero decir que es el más humano de los dioses, porque es como cualquiera de nosotros. Arrogante, mujeriego, débil… ¡Todos somos así! Estamos hechos de barro humano, así que la gente se reconoce en él por eso mismo. No es un dios que desde lo alto del cielo nos muestra su pureza y nos castiga. Entonces, lo menos que se parece a un dios virtuoso es la divinidad pagana que es Maradona. Eso explica su prestigio. Nos reconocemos en él por sus virtudes, pero también por sus defectos.
Se convirtió en una especie de Dios sucio, el más humano de los dioses, eso explica la veneración universal que él conquistó más que ningún otro jugador. Un Dios sucio, que se nos parece: mujeriego, parlanchín, borrachín, tragón, irresponsable, mentiroso, fanfarrón, pero los dioses por muy humanos que sean no se jubilan.
Eduardo Galeano